viernes, 29 de abril de 2016


Buitres                   Franklin Bordas Lowery


 
Seguro que has visto a un buitre alguna vez en tu vida; y quizás no solo uno, sino decenas y centenares de buitres que deambulan por allí. Andan por las calles y parecen inofensivos y hasta cariñosos, pero no te engañes: un buitre es un buitre. -Si el águila carnicera es un símbolo exquisito de violencia en los cielos, el buitre, siendo mayor que el águila, es peor dicen, porque no respeta ni los cementerios.

 El buitre es un planeador nato, apenas bate sus alas, gana altura rápidamente con sólo imperceptibles movimientos de la cola. Desde el suelo arranca dándose un impulso, hasta podría elevarse vertical como un helicóptero aplastando los promontorios de carroña aun prendidos en sus patas. Tiene muchas facilidades para escapar de alguna persecución, rápidamente puede cruzar las fronteras si identifica algún peligroso enemigo al acecho.

 Social como ninguno, el buitre forma colonias cuando conquista congéneres con la carroña que capta. Suele hallarse en los salientes rocosos desde el amanecer, esperando que el sol caliente el aire y se formen las corrientes térmicas sobre las que planeará confiadamente con sus amigos. De este modo el buitre vuela a lo largo de todo el día sin apenas gastar energía, ya que la gula le quita la paz, posándose hasta el atardecer para descansar, luego de haber engullido su apestoso y putrefacto alimento.

El buitre se alimenta de carroña, la mayoría de las veces en franca descomposición, y otras en fase incipiente. Diríamos que socializan reunidos alrededor de un animal muerto con una rapidez inusitada. Una vez llegado junto a la carroña, el buitre se comporta de una manera moderadamente tímida, pero solo es un disfraz. Ya que al dar inicio su comilona, se enzarzan en espectaculares peleas, en las cuales suele quedarse con la mejor tajada el más fuerte y además el más hambriento.
 
Este animal feo y apestoso no es desemejante a algunos que tú conoces. Aquellos que caminan pestilentes aunque vestidos a la moda y con mucho perfume extranjero que no les ayuda en nada. Es de notar que al buitre la carroña con que se alimenta lo va transformando en un esperpento que infunde terror y animo de salir huyendo, mientras que al otro carroñero, a quien tú has visto mas de alguna vez, su exterior continua siendo impecable, solo es por dentro que se va pudriendo. Su fealdad esta dentro de sí, y ellos lo saben, de manera que cuando te los encuentras, percibes esa podredumbre no tan directa, pero igual, te invaden deseos de salir huyendo. (2016)