(minicuentos, literatura para muy ocupados)
por Franklin Bordas Lowery
¿Has conocido de cerca un comandante?…un sujeto sigiloso rodeado de un velo de misterio impenetrable. Vino del frente Sur dicen algunos, otros del frente norte, es mencionado también en el frente urbano - aunque con algunas reservas-, otros aducen haberlo visto como miembro de una columna guerrillera en el río Coco. Aunque lo más aproximado que se conoce, es que combatió en el norte, infiltrándose en las tropas enemigas, con un seudónimo que por seguridad, solo el jefe manejaba, y al que ya nada podría preguntársele, por no pertenecer éste, al reino de los vivos.
Como mudos testigos de sus azarosas escaramuzas, el comandante respalda su trayectoria, con monumentales cuadros del general Sandino y Carlos Fonseca tras su escritorio. En el respaldar de su hermosa silla ejecutiva, exhibe una vistosa chaqueta color camuflaje, que de inmediato lo identifica como importante militar, que sumado a su seriedad y porte de mando, no admite dudas.
Con el tiempo los armadores de historias, le han atribuido derribamientos de helicópteros, y otras grandes proezas militares que él ha ido recogiendo para perpetuarlas en su libro de experiencias bélicas. Este tío es un genio!, Cuentan que hasta fue profesor en la escuela de cuadros de la seguridad del estado. -Y tú me dices ahora, después de veintitrés años, cuando ya todo mundo acepta que hasta botó helicópteros con un fal en la mano, que este hombre pasó la guerra encerrado en un baño de Bello Horizonte?…
Nota : cualquier semejanza con hechos de la vida real, es tremenda coincidencia.