viernes, 26 de octubre de 2012




9 de Junio 2008
El soldado eléctrico Porygon
En el cine a veces nos encontramos con sórdidos guiones, en los cuales un hombre escucha una clave por teléfono, que inmediatamente lo dispone para ejecutar un crimen. Esto pareciera sólo ficción, pero desde hace décadas los estudios de la mente llevan a considerar que el ser humano como cualquier máquina puede ser programado. ¿Cómo estamos siendo programados los nicaragüenses? ¿Qué virus está tratando de afectar nuestro modo de pensar, de analizar, de ser?

En 1997 Japón fue el escenario de una experiencia que todavía se recuerda con mucha preocupación. Mientras en televisión corría el capítulo titulado “Electric soldier Porygon” del Show de Pokemon, casi 800 niños sufrieron convulsiones epilépticas, vómitos y lagrimeo, inducidos —dice la nota periodística de ese momento—, por el cambio rápido de colores y destellos rojos, ocurridos durante tan sólo ocho segundos. El articulista culmina diciendo que efectivamente el cerebro es un procesador de información, que puede ser programado, engañado y hasta capaz de procesar mal lo que recibe.

¿Qué estamos procesando los nicaragüenses en este momento?, ¿de qué podemos ser programados negativamente? La vida de los niños y la juventud hoy está recibiendo mensajes muy dañinos para su personalidad y su futuro. —Fumar y beber, es tiempo de fiesta— parecen decirnos las grandes vallas de carretera. Coca-Cola casi invita a sustituir el consumo de agua. La mentira cotidiana, de labios de referentes de la ciudadanía, principalmente de la política, invita a practicar en nuestros jóvenes ese antivalor tan destructivo del engaño, y la manipulación de los demás.

La mente de la población nicaragüense en general se ha visto afectada por décadas de ultraje sociopolítico y económico de gobiernos autoconfundidos, que consideran el poder temporal que el pueblo les otorga, como una oportunidad de enriquecimiento que no debe desaprovecharse. Los psicólogos aducen que el nicaragüense como consecuencia de esto ha generado una fuerte “ira interior”, reprimida en alguna medida, pero que constituye un peligro latente, porque en cualquier momento con un detonador podría ser liberada, y sus funestos resultados no pueden calcularse.

Los índices de alcoholismo van subiendo, las estadísticas de drogodependientes, ansiedad y locura crecen cada vez más. La mente en circunstancias de lucha extrema diaria, casi obliga a tener un disparador oculto, que manda al sujeto a descargar sus tensiones en el ámbito de la irrealidad.

Dijo el doctor Paul Joseph Goebbels, una figura clave del régimen de Adolfo Hitler en la Alemania de los cuarenta, aplicando principios a sus métodos de propaganda y manipulación mental de la población. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”, es el principio de Transposición. De manera que muchos ladrones deben haber estudiado a Goebbels, de tanto repetir su honradez, la creen, y creen que otros lo creen. Sin embargo, Nicaragua está resistiéndose a la manipulación mental. El pasado malo no puede ser bueno, aunque lo repitan un millón de veces.

Si frente al televisor, o en la lectura de una noticia, experimentas ira, sudoración, mareo o accesos de vómito, algo como Porygon está tratando de manipular negativamente tu mente. Pero… ¡buena noticia, estás entre la resistencia! la irritación y el asco que experimentas, indica que el virus no puede atraparte. Respira fuerte, busca un poco de agua fresca y pídele a Jesús, como el apóstol Pedro pidió, Señor auméntame la fe en ti, en mis hermanos y en mi nación, límpiame la mente, y dame el coraje necesario para ayudar a reedificar Nicaragua, en el bien que todos esperamos.