lunes, 31 de diciembre de 2012



Chávez: los méritos de ese simpático desconocido

“Todo lo he hecho por amor…” ha dicho el controversial gobernante de Venezuela, que ahora postrado en una cama de enfermo, apagado, confundido y triste, quizás repase su agitada vida de político, en la que dispone de tiempo, -si acaso-, para evaluar como Alejo Carpentier en su viaje a la semilla, la historia que ha construido con esfuerzo, voluntad, enfoque e inteligencia. “El monstruo” que ha querido reinvindicar el cineasta Oliver Stone en su documental, -Al Sur de la Frontera-, tiene algo de verdad, pero también algo de apología, como todo lo que tiene que ver con personajes de fama mundial.

Los caudillos como todos los saben, generan amor y odio. Las leyendas del mal y del bien -bastantes asimétricas-, en determinados momentos recogen más mal que bién, y en otros más bien que mal, pero en todo caso esa es la vida de todo el mundo, no hay perfección. Hugo, como dicen algunos al comentar algo sobre el, para demostrar su cercanía con el gobernante, viene de abajo. Sus padres Don Hugo y Doña Elena, maestros de educación primaria en un pequeño pueblo del llano venezolano, lo criaron en un ambiente humilde sin imaginarse lo que ese chiquillo amante del beisbol, y más delante de la pintura, la música y el teatro alcanzaría.

Convertirse en el personaje numero uno de la política latinoamericana, ha sido como escalar la cima de un monte abrupto y espinoso donde hay que adivinar rutas para subir y tener la decisión de Teseo frente al minotauro, es decir, o quedo dentro o salgo victorioso. El Coronel Hugo Chávez salió del túnel de Yare, esa cárcel donde solitariamente debe haber rumiado sus ansias libertarias, para desarrollar toda una ingeniería política de su proyecto socialista, hasta la  Venezuela de hoy colgada del péndulo de un reloj, que parece marchar en reversa.  

Este hombre que no heredó el poder político de manos de algún padrino, si nó que lo alcanzó a punta de temeridad y enfoque, podrá ser criticado por decisiones que sus antagonistas políticos definen como barbaridades o locuras, pero no por sus capacidades, ya que sus discursos políticos coherentes y encendidos de pasión hablan de una solida preparación política, alcanzada como resultado de sus estudios, tanto de Ciencias militares, como una maestría de ciencias políticas de la Universidad Simon Bolívar, que reforzó sus visiones de una Venezuela mas social, y mas fuerte. 

Bueno en el amor de nación, podría decirse, pero débil en el amor de mujer, casado dos veces y soltero en la actualidad, Chavez se llena del amor de sus hijos  con los que ocasionalmente compartía frente a las cámaras. En realidad la vida es así, no todo sonríe siempre. Mucha veces tienes que escoger el camino equivocado creyendo que es el mejor, y quizás Hugo se diga ahora ¿Qué hubiera sido si…?

Este hombre  quien ha dicho que ser rico es malo e inhumano, se impuso una tarea de la que muchos le dijeron –nó. En la que recibió consejos de la historia, que confrontó con sus sueños que le decían otra cosa, que las revoluciones socialistas fueron descontinuadas como una pieza con fallas de fabricación, en el motor de la historia. Este muchacho con tanto talento, que dicen que co-escribió en la cárcel de San Francisco de Yale “Como salir del laberinto”, hoy parece continuar preguntándose sobre ese pertinaz sueño de Bolívar que lo llevó a esa cama en la Habana ¿Cómo salir del laberinto?

El autor es escritor


viernes, 21 de diciembre de 2012

Trabajicidio o muerte al trabajo (Diciembre 21-2012)

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Por: Franklin Bordas Lowery
El querer “vivir bien” sin trabajar, ha sido una antigua tentación. Durante todos los tiempos la historia ha sido testigo, de generaciones y generaciones de gentes, que su negocio es conseguir la gran vida con el mínimo esfuerzo. ¿Qué pasa con este fenómeno social de cargar individuos y familias completas que le dieron muerte al trabajo? Hasta dentro de la Iglesia cristiana del primer siglo, la gente se convertía en “vividora” dentro de los templos, de manera que el apóstol Pablo en su carta a los tesalonicenses ordena con dureza: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.

“El hombre es un animal esencialmente haragán, quiere hacer que hace, sin hacer y si trabaja, es para no trabajar…”, nos dice Miguel de Unamuno, escritor y filósofo español de la generación del 98. ¿A qué se debe este fenómeno social de nacer en la inopia y morir en el silencio del abandono total? Grupos de vagos y haraganes que comparten la visión del “pasalavida” se juntan para ingerir licor o consumir algún estupefaciente de manera casi disciplinada en muchos barrios de la capital, carcajearse y pedir dinero a los transeúntes, que se movilizan por esos lugares como un mal crónico, que crea inestabilidad social y desasosiego. ¿Cuál es el origen de esta forma ingrata de vivir de estos conciudadanos que odian el trabajo?

El origen de esta forma de vida, la registra la mente desde la niñez, en que los hijos observan muy de cerca la actividad de sus progenitores y de su entorno, que contribuirá a modelar su personalidad, y desarrollar patrones conductuales. Buda decía, que la mente es como un chimpancé hambriento en una selva repleta de reflejos condicionados.

Cuando la infancia no registra actividades que involucran creatividad y esfuerzo, educación en límites, y transmisión de valores como: disciplina, orden, respeto, amor, entre otros, obviamente el sujeto no podrá, —salvo en casos extraordinarios o por acompañamiento psicológico— modificar el patrón o perfil que han ido adquiriendo. La pregunta que nace, entonces es: ¿son culpables los vagos, ladrones, perezosos etc., de vivir como viven? ¿O simplemente es un software con que se cargó su mente y no tiene otra forma de respuesta a los asuntos de la vida?

En Nicaragua asusta la cantidad de gente que ha matado al trabajo. Es una terrible epidemia que muchos estudiosos también achacan a factores como el tráfico de drogas —que aunque es un trabajo riesgoso—, es un trabajo fácil. Al desvelo permanente, producto de la TV por cable, a las consecuencias derivadas del excesivo consumo de alcohol, en fin hasta a la política y políticos le echan la culpa, del porqué la gente no quiere trabajar.

Dicen que en tiempos de Somoza se echaba presos a los vagos. Esto quizás no sea la mejor solución, pero el gobierno tiene que esforzarse en el tema de la educación, y con el apoyo de proyectos de la sociedad civil, se puede paliar esta marcha desenfrenada hacia mayor pobreza y descontrol social. “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará”, dice el libro de Eclesiastés. El que no trabaja, o vivirá del pendejo dicen unos, o vivirá en sueños nada más.

viernes, 14 de diciembre de 2012

            
     ¿En qué se parece una sanguijuela a un publicano?
                                                            25.04.2009

En que ambos degustan sangre. Los Publicanos fueron una élite de judíos millonarios al servicio del imperio romano, despreciados por su propio pueblo por su doble moral. Como especie de agentes comerciales privados, al servicio del Gobierno, tenían metas fijas de recaudación que cumplir, conforme los ingresos globales de los contribuyentes; pero ellos colectaban más allá de la meta requerida, exigiendo mayores aportaciones a su propio pueblo, y reteniendo para sí la diferencia, que consideraban su derecho. Por la misma historia romana, conocemos los graves atropellos e inmoralidades cometidas en el ejercicio de esa abominable función.
Algunos publicanos alcanzaron capitales inmensos, de hasta cien millones de sestercios, equivalentes hoy día, a aproximadamente 160.0 millones de euros —explican algunos autores—, contrastando con la fortuna senatorial media, que apenas era de alrededor de cinco millones de euros, o la de un caballero medio, que alcanzaba casi tres millones y medio de euros, y su riqueza —quede claro—, no era precisamente producto del trabajo honesto, como ya hemos visto.
Escritores importantes de la época como Livio y Cicerón, reseñan la negra reputación que acompañaban a estos contratistas judíos, a causa de esos exagerados abusos con su propio pueblo. En Palestina la mala fama general de los publicanos fue mucho más aguda, se les tenía por inmundos ceremonialmente, estaban excomulgados de las sinagogas, y excluidos del trato normal con sus compatriotas. Hoy día, a muchos nuevos adinerados de nuestras pequeñas ciudades, al sospechársele el extraño origen de sus repentinas fortunas, también se les considera inmundos, y se les critican los primeros asientos que ocupan dentro del templo.
Algunos críticos, relacionan a las sanguijuelas con este tipo de neo-publicanos, a quienes otros despectivamente llaman “ratas o cucarachas”, porque ambos succionan sangre, aunque con diversos métodos. Grandes corporaciones o personajes se enriquecen a las sombra de gobiernos, en intrincados negocios que pueden identificarse, porque aparecen y crecen en momentos críticos, en que las reglas de la economía y el mercado desmotivan a los más audaces inversionistas.
Igual que en tiempos del imperio romano, esa “economía publicanizada” tiene consecuencias destructivas tanto en el tejido social como económico. Los pobres se cansan de ver a sus vecinos repentinamente ricos, y de cualquier manera buscan entender ese modelo sencillo de “riqueza súbita” y hasta copiarlo, lo que genera el pandillerismo y otras expresiones de bandolerismo que asolan a la ciudadanía.
Nicaragua es un país pequeño y lleno de necesidades, que a lo largo de los años debieran haberse superado, con eficientes administraciones públicas. La gran familia nicaragüe
nse cree en la honradez, la practica y la enseña, y este valor es necesario heredarlo a las generaciones que vienen creciendo, para lograr un auténtico progreso. El clamor a Dios, del pueblo cristiano es fuerte, buscando su misericordia para que bendiga y prospere este país y además nos libre de esa sofisticada corriente de neo-publicanismo, que con arrepentimiento genuino, como en el caso del recaudador judío Zaqueo, decidan regresar hasta cuatro veces lo mal habido. (Lucas 19.1-10).



EL MUNDO NO ES PARA DESCANSAR
(Sept 2006)

Mi destino no era venir al mundo para descansar al final de la vida”, afirmó Fidel Castro en un discurso al parlamento unicameral cubano. Ya antes Rubén Darío había dicho, con la frase de Cuauhtémoc: “Yo no estoy en un lecho de rosas”, en su Oda a Roosevelt (1904). Y los inmigrantes salen a buscar un descanso en otro lugar, huyendo de batallas interiores más que exteriores. El episodio final de cada historia parece ser el mismo, no existe un punto geográfico del planeta diseñado para la paz y el descanso verdadero que se busca. Porque el mundo simplemente no es un lugar de descanso, el mundo es sólo para vivir, —es un lugar de peregrinación—.

Un punto de descanso se ha convertido en una frenética e interminable búsqueda para la humanidad. “El lugar del descanso final para el cuadragésimo presidente de EE.UU. (R. Reagan), está sobre Simi Valley, unos 65 kilómetros al norte de Hollywood, donde Reagan trabajó como actor antes de entrar en política, y al sur de la hacienda, en la cual a menudo buscó refugio de Washington, cuando era Presidente”, describe Voice of America, en junio 2004. Muchos infieren, que el lugar de descanso es el final físico, —la muerte—, lo que no parece agradar a corrientes hedonistas, que buscarían placer hasta en el mismo infierno.

Florecen lugares paradisíacos a lo largo del mundo donde se venden “ofertas de paz y descanso” inigualables. Costa Rica vende su “experiencia mágica” y amor por la paz, Nicaragua “el país más seguro de Centroamérica”, Namibia “esplendor áspero”, Honduras “bosques nublados e inexplorados”, Argentina “su fabulosa cultura”, etc. Los países compiten para atraer visitantes agotados a refrescarse de paz, tranquilidad y descanso. Se venden lugares de descanso. Todos buscan descanso. Fidel habla de un descanso que aún no consigue y duda en obtenerlo. Darío aparenta no haberlo logrado a lo largo de su vida.

“Quien viva en Hawai y no tenga una tabla de surf está muerto”, y muchos asocian descanso con surf, agrediendo su lacerada economía personal hasta la bancarrota. La venta de mapas ha crecido. Muchos quieren identificar ese lugar que vende un “descanso único”. La gente busca abandonar el invierno de sus países donde la hibernación en casas enmohecidas les roba la paz, y buscan el sol del trópico, como tabla de salvación y descanso. Hay quienes deciden ahorrar toda su vida para comprar el lugar de descanso en su tercera edad, como una agradable ilusión que les permite sacrificios en el presente.

Es como una sed interminable, buscar descanso. Su búsqueda siempre ha sido como un virus, que de forma periódica contamina a lo largo de la vida. Querer descansar es transversal a todos, en un mundo cada vez más cansado. El agotamiento físico se confunde con un cansancio, que por más descanso que tengas, no logras superarlo. Por más lugares que visites donde la oferta de descanso sea la más costosa y codiciada, sólo obtendrás alivio temporal, porque el descanso no está en un lugar, no es un punto geográfico en el planeta, no se compra ni se vende, está dentro de ti.

—Yo les daré descanso dice Jesús—. El descanso verdadero entonces sólo se obtiene de una persona que lo proporciona como un regalo. “Vengan a mí y hallarán descanso para sus almas” (Mateo 11. 18-30). Con esta clave bíblica, los cristianos reconocemos que buscar el descanso interior, el oasis espiritual que ansiamos no está en un sitio, no es un lugar físico, es una persona, es Jesús.

Fidel y Darío muy sabiamente parecen coincidir, en que el mundo no es un lugar donde descansar. Quizás muchos estén gastando verdaderas fortunas en buscar un descanso profundo, que ni los camposantos pueden otorgar. Porque de sólo una autoridad proviene descanso: del Señor Jesús; y un segundo de descanso en Él, compensa toda una vida de cansancio sin Él.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Un recomendable ayuno emocional espiritual
¿Te has sentido a punto de explotar esta mañana, apenas al levantarte? ¿Sabes por qué?...Es refrescante hacer un día de la semana, un ayuno emocional-espiritual. ¿Cómo?. Decidirte a dejar de agitar las emociones al despertar por la mañana con las noticias de La prensa local, la prensa internacional y los canales internacionales de noticias de la TV que acostumbras ver.  Omitir por la mañana que decidas ayunar, los programas políticos de los canales locales que te causan angustia, así como las noticias radiales. Privarte de toda noticia de Facebook, twitter y la red de correos como parte del ayuno. Será un día de victoria para tu sistema neurológico, que ayudará incluso, a no sobrecargar las neuronas-espejo en que subyace información acumulada consciente e inconscientemente.
La sobrecarga de información que te altera por la mañana es dañina, y puede a largo plazo derrumbarte. Sin querer, la información molesta (o pesada) en la que no intervienes, puede dirigir tu vida de una manera ingrata y degenerar en consecuencias alarmantes para tu mente y tu cuerpo. Anímate, una mañana de la semana nada mas (1/2 día), puede equilibrar tus neurotransmisores y hacer las sinapsis necesarias, para armonizar tu carácter, y revertir estados de ánimo quizás de tendencias depresivas.
El despertar por las mañanas, debe ser de agradecimiento, de alegría por el día que se abre a nuestro actuar, como un abanico de oportunidades que hay que aprovechar y celebrarlo.
Si hubo derrotas o dolor el día anterior, que sea la esperanza la invitada a pasar a nuestro corazón, en este nuevo día. El espíritu del ser humano necesita reposo en medio de tanto ruido perturbador. El ayuno emocional-espiritual debería ser una disciplina mas en nuestro sistema de vida; nadie te puede obligar a ver y escuchar, eres tu el que decides el zapping, tomar el control y renunciar a la angustia matutina, como un acto voluntario que solo tu mismo mismo lograr.
El apóstol Pablo aconseja:  “... que Dios les dé sabiduría y entendimiento, para que sepan escoger siempre lo mejor, así podrán vivir una vida limpia, y avanzar sin tropiezos...(Efesios1: 9-10).

lunes, 12 de noviembre de 2012

Facebook y Sun Tzu

Si hay algo que se le escapó a Sun Tzu, el famoso estratega militar chino (722 a.C) autor del libro “El arte de la Guerra”, en sus consejos extraordinarios sobre escenarios bélicos y formas de enfrentarlos, es tocar, lo que serían las guerras virtuales, y como luchar en ese terreno, donde los enemigos son invisibles (un IP sin rostro), y las armas: la palabra escrita, un ordenador, un ipad, o un Smartphone.

Enfrentamientos donde las trincheras son pantallas, y los bunker pequeñas salas, donde el aire acondicionado y el café relajan de tal manera, al combatiente virtual, que está en capacidad de producir los mas mortales episodios, y dejar enclenque un enemigo, que muchas veces ni siquiera sabe de dónde le vino el tiro. Decimos “combatiente” porque nos estamos refiriendo a los hacker o a aquellos “llaneros solitarios”, que enfrentan al mundo, por las razones que ellos han decidido hacerlo. En la web transita gente honorable, sana, profesional, -el articulo no está referido a ellos-.

Se ha puesto de moda el ataque “masivo, y particular o teledirigido”. Con el clic del mouse el enemigo selecciona, -en el primero de los casos-, sin ninguna característica particular, al que escoge como adversario, solo por razones de estar en la pantalla en el momento equivocado, frente a ojos equivocados. Y, -en el segundo de los casos, realiza una selección de alguien, “por algo que no debió decir o hacer”, siempre con ánimo de daño, y como fantasma incapaz de ser repelido subyace enmascarado en algún algoritmo, donde lo único que queda es neutralizarlo en el campo de “los bloqueados”, aunque de igual manera, esto no detendrá la absurda y denodada lucha contra su “elegido”.  

Las neuronas parecen vibrar como finísimos alambres derramando toneladas de emociones, para experimentar la “heroicidad” que en la vida real no es posible alcanzar. No hay territorios escabrosos, más que lo que la mente construye en un hermoso diván, quizás mirando tras una ventana, el cielo brillante o el firmamento nocturno que invita a profundas cavilaciones sobre el bien y sobre el mal, -este último en algunos-, el motor de las batallas virtuales.

Y Sun Tzu repite: el arte de la guerra se basa en el engaño; por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad; si está cerca del enemigo, hacerle creer que está lejos, si está lejos, aparentar que está cerca; poner cebos para atraer al enemigo; golpear al enemigo cuando esta desordenado…si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle; si es arrogante, trata de fomentar su egoísmo;..si las tropas están unidas siembra la disensión entre sus filas…

El engaño, es una estrategia poderosa de la mente para urdir el mal. “…Uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De estos malos deseos (pensamientos negativos) nace el pecado (el deseo de delinquir, el actuar sin límites); y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo (ejecución), nace la muerte. (Biblia, Santiago 1.13-15). Esto fortalece la tesis del engaño, como fundamento del arte de la guerra, del General Sun Tzu.

Ahora usted no necesita lanzar un Obus, o utilizar una Avtomat Kalashnikova modelo 1947(Aka 47), ni siquiera la lengua, para provocar daños mortales. Solo su mente y un equipo informático, que juntos en un combo perfecto, puede neutralizar, o destruir vidas sin consecuencias en el entorno físico. Casi como una bomba neutrónica, que elimina la gente (la vida), sin causar deterioro material alrededor, más que el cuerpo que lentamente va apagándose, como un triste pabilo nocturno, luego de ser víctima inocente, de una mortífera lluvia de calumnias y planes malévolos y destructores.

Si recibes la invitación de amistad de un contacto sin rostro, investígalo en la web completa, -esto, si te despierta algún interés-, si no, elimínalo de tu folder de amigos. Un sistema de búsqueda y rastreo previo, te dará el alerta necesario para evitarte caer en un avispero, del cual puedes salir muy mal parado. No olvides que la red está poblada de ángeles, pero también demonios, y la estrategia mas conocida, es el engaño.

Prohibida su reproducción, derechos reservados editorial febe.2012

viernes, 9 de noviembre de 2012



Voces: 9 Noviembre 2012
El poder de los espíritus
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Quien venza el dolor y el miedo, ese será dios, expresa Kirillov, un personaje en la novela Los demonios , de Fedor Dostoyevski (1870). Pero el dolor y el miedo es una carga humana indisoluble. No se puede ser humano sin miedo y dolor, y esa condición tiene mayor intensidad, en tanto los apegos a la vida sean mayores, como lo son en aquellos que detentan el poder, en cualquiera de sus formas.

Todo parece indicar que para muchos gobernantes, la asistencia de poderes sobrenaturales para salvaguardar su gestión e intereses, a través de la historia, ha sido una desafortunada obsesión, que les ha implicado tiempo, investigación, e intensos experimentos espirituales, desde comunicarse con seres del más allá, hasta abrir ventanas a demonios u otros seres del mundo no visible, del que supuestamente obtienen la fuerza y poderes especiales, que sostienen su liderazgo

Esa búsqueda de seguridad, y aliados en el mundo de los espíritus, para ejercer el poder con menos presión, ansiedad y enemigos que puedan causar daño, no es nada nuevo. Ha existido siempre, una poderosa seducción de lo misterioso en numerosos gobernantes cuya protección la asientan en astrólogos, médiums y hasta supuestos seres intergalácticos, con los cuales creen comunicarse, buscando orientación más sólida que la de sus asesores “terrenales”.

Se conoce, de personajes importantes conectados a los misterios del más allá, desde Saúl el monarca de Israel a finales del siglo XI a.C., quien consultó a la adivina de Endor con ánimo de encontrar dirección del espíritu del profeta Samuel ya fallecido. Así como, Carlomagno el famoso rey franco, a quien se le atribuye haber poseído la lanza con la cual el soldado Cayo Casio Longinos perforó el costado de Cristo, conocida también como la lanza de Longinos, o la lanza del destino, que según antiguas creencias, los que la poseen tienen garantía de victorias sin límites.

Pero es que, escapar de los enredijos humanos que se suscitan con el poder, para muchos es más fácil lograrlo —suponen—, trabajando con aquellos habitantes invisibles, que controlan información compartimentada solo en el mundo de los espíritus. Y la búsqueda de ese canal de comunicación, sea por medio de invocación, oración o símbolos, obsesionó a Hitler, con el Santo Grial y la lanza de Longinos.

Se habla del general Francisco Franco y sus protectoras —las brujas del norte de África—, Miterrand, Menem, y otros gobernantes actuales latinoamericanos, descansando en manos de mentalistas, ufólogos, adivinadores, jugadores de cartas, médiums y otros canalizadores de información extrasensorial, que utilizan en su menús, música, colores, y toda una suerte de amuletos y símbolos como fuentes y centros de poder.

A estas alturas y en pleno siglo XXI, la fascinación por utilizar los recursos de “los espíritus” está siempre en boga. La “sociedad” entre brujería y poder continúa firme, en un riesgo no calculado, en la que algunos hasta perdieron la razón.

Nadie garantiza algo bueno como resultado de esta práctica, de la que una instrucción bíblica aclara: “La revelación pertenece a los hombres, los misterios pertenecen a Dios”. El autor es escritor

miércoles, 31 de octubre de 2012


El martillo de Dios (Junio 2012)
 Nada que ver el título con la novela de Arthur Clarke (1993) y luego la película de Spielberg (1998); más bien, responde al papel tan arriesgado, duro, y decidido que asumen los “procuradores de justicia del Señor”: los profetas, que denuncian el mal y la corrupción de su tiempo. Particularmente me quiero referir a un gran personaje del siglo VIII a.C., el valiente profeta Amós, del poblado de Tecoa, que realizó temerarias denuncias de corrupción en tiempos del gobierno de Ozías, rey de Judá, y de Jeroboam, rey de Israel.

Los escenarios de corrupción de cada época, han degradado los pueblos, y no existen grandes diferencias en sus caídas. Amós es claro, cuando los pueblos coquetean con el crimen y el delito en general, tienden a fracasar. Cuando la sociedad tolera y practica la maldad, tiende a hundirse. Las principales acusaciones de Amos son de ingratitud, incomprensión y de injusticia social.

“Venden al inocente por dinero y al pobre por un par de chinelas. Humillan a los pobres y se niegan a hacer justicia a los humildes”, dice Amós. Realmente, resulta escandaloso que alguien pueda ser comprado por un par de chinelas. Hoy día con las dificultades de sobrevivir en nuestras ciudades de Latinoamérica hay quienes se venden por un plato de comida, y hasta por una recarga celular. Amós estaba asqueado de la bajeza moral de la época: “Padre e hijo se acuestan con la misma mujer”, de allí su denuncia, su decisión de enfrentar el mal de su tiempo con bizarría, sin descanso. 

Vivimos en el siglo XXI en una sociedad asimétrica. Aludiendo al tema del equilibrio social y la justicia, Lia, —habitante del pueblo de Kailia (Indonesia)— dice: “Cuando tengamos nuestros propios hogares, cuando nuestros hijos puedan recibir una educación adecuada, cuando podamos vivir con seguridad y tranquilidad y tener suficiente comida todos los días… entonces podremos hablar de justicia”. Lía en otras palabras está diciendo, si no contamos con recursos, (materiales e intelectuales), estaremos siempre expuestos a la injusticia.

Como un martillo de Dios que golpea con dureza la conciencia del pueblo, el profeta se queja ¡Ay de ustedes que convierten la justicia en amargura y arrojan por los suelos el derecho! —Ustedes han convertido la justicia en veneno y el fruto de la justicia en amargura—. Amós sabe que Israel y Judá son pueblos con los oídos cerrados, que han aceptado el gobierno de sus reyes corruptos, y que juntos, —pueblo y gobierno— caminan derecho a provocar la cólera de Dios y sus consecuencias.

El profeta Amós adquiere una enorme vigencia en la actualidad. Su denuncia, “Ustedes que dicen, arruinaremos a los pobres hasta que ellos mismos se vendan como esclavos para pagar sus deudas, aunque solo deban un par de sandalias”, parece escucharse a través del tiempo. Pero también la voz de Dios que sentencia: —cambiaré las fiestas en llanto por los muertos y los cantos en lamentos fúnebres—. Triste es el fin de los pueblos doblegados por la inmoralidad, los vicios y el poder desenfrenado. Nicaragua —una nación joven aún— todavía está a tiempo de agradar a Dios y caminar en prosperidad.

lunes, 29 de octubre de 2012


Eduquemos al Lobo (agosto 2010)
¿Hay un lobo dentro del ser humano? ¿Un lobo sediento de sangre que pugna por atacar a sus congéneres de forma despiadada, calculadora y sin motivo alguno? Autores de todos los tiempos han comparado al hombre con esta máquina de muerte que representa el lobo —un súper depredador, eficiente, organizado, paciente y brutal—. La mente del hombre, capaz de asumir personalidad de lobo, y abandonar la sana razón en determinadas circunstancias, lo relaciona con esta fiera, de la que Darío poéticamente escudriñó motivos de agresión, que otros autores evidencian.
Qué decepción pudo tener Tito Maccio Plauto comediógrafo latino, cuando acuñó la frase en su drama Asinaria (comedia de los asnos), hace más de dos mil doscientos años: “Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”. ¿Qué terrible situación estaría pasando Plauto para descalificar al hombre como sujeto pensante, y degradarlo hasta la infame categoría de lobo, que arranca, desgarra y gruñe? Más tarde Tomas Hobbes, filósofo considerado ateo, inspirado en Plauto, hizo la misma comparación. Y realmente, muchas veces el hombre aspira a ser lobo, sin saber que no necesita garras ni colmillos para serlo.
Pareciera extraño, pero el ser humano posee la capacidad de autoengañarse, desatando males casi apocalípticos sobre sus semejantes, con cierta ingenuidad o necedad, como si él fuera inmune a las propias tempestades que desencadena. El hombre no necesita tener hambre para destruir a otro por alimento, o tener frío para batallar por resguardo, no necesita razones particulares que justifiquen su agresión a otro semejante.
Siendo el ser humano la criatura racional más completa del planeta, se le considera el súper depredador más capacitado, peligroso, implacable —e incomprensible por cierto—, porque puede destruir de forma fría, planificada y calculada y sin mayor razón natural (hambre, peligro, ataque…) a cualquier otro ser, impulsado únicamente por vanagloria, soberbia, o cualquier figura que su mente construya y defina como enemigo.
Debido a la inteligencia de los lobos para atacar de forma organizada, y casi racional a sus presas, es que muchos autores han establecido comparaciones entre el lobo y el hombre. El hombre ha mantenido un respeto milenario al lobo, a su ferocidad, su eficacia en el ataque, la capacidad de organizar sus agresiones, su paciencia para atacar, retroceder y hasta reagruparse frente a un contraataque de sus víctimas.
En la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el autor R. Louis Stevenson, hace más de una centuria muestra la psicopatología de un desdoblamiento de personalidad. Dentro de una misma persona un enemigo interior, fuera de control. La Biblia muestra la transformación del rey de Babilonia, Nabucodonosor, adoptando una figura licantrópica, al declararse por encima de Dios. Luego de terribles experiencias y retorno a la corona, este monarca llegó a agradecer a Dios diciendo: “El altísimo gobierna el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere”. La vida es muy breve para vivir como lobos en medio de gruñidos, y mantener en sobresalto a Nicaragua. Que Jesús, —el Príncipe de la paz—, nos dé la sabiduría para aquietar esa fiera torva y amenazante que infundadamente cargamos.




CUANDO CAMINES A DAMASCO (Julio 2006)
El camino a Damasco es una referencia de cambio. ¿Puede un hombre cambiar su vida mientras camina hacia algún lugar?  Un hombre llamado Pablo cambió radicalmente su vida en ese camino hacia Damasco. Emprendió el viaje con un objetivo que misteriosamente no alcanzó, aunque utilizó toda su energía, capacidades y enfoque para lograrlo, pero todo fue en vano.

Ese camino a Damasco fue inolvidable, la vida de Pablo tuvo un giro violento. Su corazón, que es lo que un hombre no logra cambiar por sí mismo, cambió. El camino a Damasco trunca una marcha en círculos. Pablo, podría ser cualquier hombre que carga con su vida sin dirección, en una afanosa y confusa búsqueda de sentido, aunque haciendo las cosas al revés. El empresario tejedor de lonas, llamado también Saulo de Tarso, se apropió de una misión deleznable: proteger de peligrosos conspiradores al imperio romano, que proclamaban el mensaje del Mesías resucitado, el Emmanuel profetizado desde tiempos antiguos.

De familia adinerada, culto, educado en la famosa escuela del maestro Gamaliel, con excelentes relaciones políticas, fariseo exitoso pero con un fuerte vacío interior, Pablo buscaba con intransigencia algo que ni siquiera entendía. Igual hoy, la búsqueda incesante de muchos no parece terminar. El mismo Adolfo Hitler, apóstol de la maldad, buscaba sentido para su vida matando judíos y llenaba de fantasmas su alma hasta ser el mismo, su propia víctima. Porque no es afuera el campo de batalla, es dentro de uno mismo donde realmente se deciden las grandes victorias.

Recalcitrante en su propia opinión era Pablo antes del accidente en el camino a Damasco. Era ciego y sordo voluntario, por lo que no podía ver ni oír acerca de Jesús el hijo de Dios. Estaba enfocado en buscar antagonistas. No sólo en los que creyeran en Jesucristo, sino en los que no pensaran como Él. Muchos hombres y mujeres mantienen una permanente batalla en sus hogares, cada quien atrincherado en sus propios esquemas sin poder dialogar acerca de sus vidas y necesidades, y caminan rumbo a Damasco como Pablo, probablemente sin saberlo a un encuentro inesperado que marcará su existencia.

El apóstol Pablo es aquel estereotipo de creyente que quiere avasallar a los que no comparten su ideología. En algún momento, personajes de la política parecen copiar el modelo de Pablo, cuando casi desean acabar con la existencia de la oposición y obtener una victoria total sin adversarios.

Pero Pablo, vivió una intensa y desagradable sorpresa camino a Damasco, quedar ciego intempestivamente, no puede ser agradable para nadie. A mitad de camino, Saulo había despedido a sus hombres enviándolos de regreso a Jerusalén y había seguido su camino solo, como muchos ególatras hoy quieren caminar. Y tuvo un encuentro con Jesús en la soledad del camino que cambió su vida.

Muchos hoy día caminan ciegos y son enemigos de su propia sombra. El Libro de Hechos de los apóstoles, narra que una luz cegadora, más fuerte que el sol, envolvió a Pablo, que cayendo en tierra oyó una voz que decía: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?
Luego de ese encuentro solitario, Pablo jamás llegó a ser el mismo de antes. Porque un encuentro con tu Dios, te hace otro hombre. Tú dejas de ser ese pertinaz perseguidor de tu orgullo y tu soberbia, y ese afanoso diseñador de enemigos gratuitos, para ser nuevamente la obra perfecta del Creador. Cuando camines a Damasco —que significa el trayecto de tu vida—, sueña con la luz. Esa luz que cambió a Pablo, puede que te alcance a ti, y la misericordia de Dios provea una nueva perspectiva a tu existencia.



El beso más ignominioso de la historia (Enero 2006)
Beso del áspid, beso terrible, malsano, enfermo, calculador, prefabricado, venenoso y artero. Del beso del cual no estamos aleccionados, hablaré. No del tibio y trémulo ósculo que sella un pacto de amor, ese es el otro beso, probablemente el verdadero. Del otro, del falso beso, del beso de negocios, es lo que me ocupa en este tema.

El señor Iscariote estampó un beso hace dos mil años. Con ese beso, catapultó a la historia la enseñanza de que no todo beso significa amor. Y además legó una maldita enseñanza: la del beso que mata, la del beso que vende.

Contando y recontando dólares, córdobas o dracmas, ha transcurrido la vida de muchos. El señor Iscariote fue uno más. De tanto aprecio, al sonar y tintinear de monedas en sus bolsillos, comenzó a decaer su salud. Su salud mental y su salud espiritual. Llegó a creer que con el dinero podría hacer transacciones más inteligentes y menos ordinarias, y así planificó el peor negocio de su vida, en su parecer el más rentable y jugoso de todos los que hasta la fecha había realizado.

Aparentemente, ya antes de la última cena con el Maestro, parecía que el negocio había sido totalmente planificado. ¿Por qué escogería el beso para cerrar el negocio? Pudo haberlo señalado con el índice como la manera más natural de acusar o señalar en todas las épocas a las víctimas.

Mientras el Maestro se despedía y daba las últimas instrucciones antes de su partida, como en una “cena-trabajo” diríamos hoy: Os lo digo ahora para que, cuando suceda, creáis que Yo soy, Judas juntaba sus dedos rígidos y palpitantes bajo la mesa, recontando mentalmente moneda tras moneda que recibiría.

¿Porque siempre se acaba sucumbiendo a los deleznables encantos del dinero? ¡Qué demonio tan fuerte es que atrapa hasta el espíritu! Y el beso de la cobra envenena igual que el beso de la traición. El señor Iscariote llevaba veneno en su espíritu, cuando planeó el beso más ignominioso desde la creación humana.

En el huerto, al otro lado del torrente Cedrón, estaban el Maestro y sus discípulos cuando llegaron los guardias, sacerdotes y fariseos armados para prenderle. Entrada la noche era cuando Judas y sus secuaces llegaron. Adelantándose, Jesús preguntó: “¿a quién buscáis?” “A Jesús el Nazareno”, contestaron. “Yo soy”, respondió el Maestro, y retrocedieron y cayeron en tierra (Lc 18,6). “ ¡Dios te salve Maestro!”, dijo Judas y le dio un beso en la mejilla. “¡Amigo!... ¿con un beso entregas a tu Maestro?” Y el beso infame lo identificó. El vendedor había cumplido con su parte del trato.

Por cincuenta hombres dispuestos a todo fue rodeado, lo prendieron. Y era un solo Hombre que jamás haría daño a nadie. La inteligencia política necesitaba eliminarlo, era un profeta del amor.

Las treinta monedas que podrían ser hoy cualquier cantidad apta para traicionar, estaban en manos del vendedor. Soñaba con comprar una finca, una propiedad no lejos del pueblo, en la que invertiría el fruto de su deslealtad. Pero el dinero comenzó a revolverse y a adquirir vida propia y quemaba. ¿Cómo no va a quemar el dinero mal habido? ¿Cómo va a prosperar aquello que es fruto de la traición y la muerte? Y aquel beso comenzó a mortificar.

Claro, ¿cómo no va a mortificar hacer transacciones de esa manera? Los negocios se sellan con una firma y un apretón de manos. Pero pactar un beso, parecido también a un abrazo cálido, para culminar una operación, que no es cualquier operación, es la venta de un hombre que va a ser eliminado; como que allí no encaja ese beso cariñoso. Porque los besos, sea cuál fuere la finalidad con que se dan, aparentan amor y ternura.

Identifica con sabiduría el beso que recibes. Pues, al igual que ese nefando beso de Judas, hoy abundan besos de negocios, besos políticos, sociales, calumniadores, estafadores, oportunistas, besos de muerte. ¿Qué beso te identifica a ti? Dios da luz a los humildes y la esconde a los soberbios.




El llanto de Pedro
Opinión Enero 2010
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El poeta español Calderón de la Barca, refiriéndose a la deslealtad o traición, nos contagia con su optimismo al escribir que siempre el traidor es el vencido y el leal es el que vence. Y es que la primera traición conocida fue la que nos contaminó, y nos vino del cielo: Luzbel traicionó a Dios. De allí la humanidad se hizo traidora. Las traiciones realmente son siniestras, matrimonios que se traicionan, gobernantes que traicionan a sus naciones, funcionarios sedientos de vanagloria que traicionan los principios del servicio a sus conciudadanos, pastores que traicionan a sus ovejas, en fin traidores de toda ralea hay en esta tierra.

No es común reconocerse traidor, o reconocerse delincuente. Es muy raro. Normalmente el que traiciona cree que hizo lo correcto y tiene mil argumentos para justificar su actuación. Es habitual escuchar “todo estaba en mi contra, o en contra nuestra”; “el barco se hubiera hundido si yo no hubiera hecho esto”. El marido infiel que campantemente dice: “fue tuya la culpa”. O el operador político que pretende justificar: “todo iba al despeñadero y tuve que sacrificarme”. El que traiciona tiene que autoconvencerse de que es heroicidad lo que lo impele a hacerlo, aunque el juicio más sencillo califica su actuación, como abominable, despreciable, inconcebible e infame.

Esto es así, en tanto que “por regla, el traidor siempre será traidor”, escribe un ensayista político; y si no traiciona en determinado momento es porque las coordenadas no están a su favor. Propina el golpe, cuando supone calculado todo matemáticamente, eliminada toda huella y maximizado el beneficio que espera obtener.

Nicaragua como “Roma no paga traidores”, comparte esa brillante sentencia acuñada en la historia (137-149 a.C.) por el cónsul romano Escipión, cuando ordenó que fueran ejecutados aquéllos que sobornó, para que aniquilaran a su propio jefe Viriato, quien los había enviado como miembros negociadores de una comitiva de paz a Roma. Nos emociona repetir también que “Nicaragua no paga traidores”. Para los nicaragüenses la traición es un antivalor considerado imperdonable, y se transmite de forma generacional casi como una ley familiar.

Judas Iscariote es testigo allá donde esté, que la traición no paga, ya que no pudo con su conciencia, porque al final la conciencia es la que acusa y acosa sin descanso, ni vacaciones. Pedro o Cefas lloró amargamente cuando cantó el gallo tres veces recordándole a quién había negado, a quién estaba traicionando. Lloró casi despreciándose a sí mismo por esa debilidad de traicionar a su amigo amado: el Señor Jesús, en el patio de Caifás.

¿Habrá redención para aquellos ciudadanos que reniegan de sus valores y principios en aras del dinero, el poder y la gloria personal? Muchas figuras en el mundo del jet set político y empresarial se atacan en llanto cuando se les revelan infidelidades, sobornos y traiciones de todo tipo. Los guías espirituales se enferman cuando se les cae la fachada espiritual y se publica su fetichismo. Pero quizás muy pocos hayan llorado como Pedro, el brillante y humilde apóstol de Jesús, llorando con la sinceridad de un niño, verdaderamente arrepentido con un corazón rendido y dispuesto a cambiar. Ese llanto de Pedro es el que necesitamos para que Dios se apiade de tantas traiciones y Nicaragua pueda ser redimida.